miércoles, 9 de julio de 2014

Cada minuto de silencio dibujaba un ayer de esperas y olvidos; la fría madrugada calaba al alma desconsolada.
Se le borró la sonrisa y se durmió desnuda.

Vicky

martes, 3 de junio de 2014


Secuelas de releer Rayuela



Amo la palabra, a veces es un espejo en el que me busco para sorpresa de no sé qué indiferencias previsibles...otras, paso a fabricar intuiciones libertarias sobre sus genealogías, peripecias de índole más estéticas que éticas...

...y así sucesivamente.



Adriana Nazca

Epílogo

Qué desagradable parecen las calles silenciosas, semiabandonadas de edificios ciegos y colores quebrados por la noche. Sólo los pasos titubeantes de Ángel representan algo vivo en este paisaje cruel; mira las aceras húmedas esperando tal vez encontrar en ellas un camino trazado por no se sabe qué destino impreso en realidad en su mente. Ahora saldrá de dudas, por lo menos tiene derecho (piensa) a conocer las respuestas que han ocasionado sus interminables delirios...


Adriana Nazca

martes, 15 de abril de 2014

Nunca pasa nada

Caminaba apresurada, siguiendo las indicaciones de un trozo de papel.  Planificaba el día en su cabeza, todo iba encajando.  Llegó a la calle, atravesó el portal y subió al piso.  Tocó suavemente, nadie contestó; lo intentó con el timbre, acercó su oreja y escuchó atentamente, nada parecía moverse al otro lado, terminó aporreando la puerta...Oyó pasos que se acercaban pesadamente,  la cerradura girando y una cara sorprendida que se asomaba tras la pesada puerta. Sintió como su sangre se congelaba...

Vicky

martes, 1 de abril de 2014

Amor

Amor:  unas veces oasis, otras,  espejismo.

Tomás

miércoles, 26 de febrero de 2014

La fugacidad de la vida


 
Ahora que tengo 50 años, parece que mi vida ha pasado a la velocidad de la luz, pero esto en realidad es fruto de una falsa percepción. Cuando era niño parecía que el tiempo no corría, los días eran enormes cuando estudiaba, los cursos eran eternos. 
Cuando hice la mili, me preguntaba ¿esto no se va a terminar nunca?. Cuando me dejó mi novia, caí en una eternidad insufrible. Si existe la vida eterna, estoy seguro de que iré al infierno. Allí me estará esperando el diablo, entre calderas y llamaradas y, en medio de un olor a azufre, me dirá: “bienvenido Tomás, te estaba esperando. Sólo te diré que tu estancia aquí si que va a ser para toda la vida. ¡ A joderse, coño!”
Tomás

jueves, 20 de febrero de 2014




GUAGUAS

El caso es que la amable actitud del chofer de la guagua dejándonos resguardar del frio antes de la hora establecida para partir, me recordó otra época en que esto era lo normal; en aquellas antiguas guaguas que al parecer nos vendían los ingleses y que aquí se adaptaban con dos únicos bancos de madera, formando un solo pasillo central. Dejándonos a los usuarios frente a frente durante todo el camino.
Su entrada era por detrás y el cobrador, ( en aquel entonces había), pasaba distribuyendo los pequeños boletos que extraía de su “caja” de metal…
Casi todos nos conocíamos y era fácil que el chofer dejara subirse a algún trabajador o ama de casa, retrasados fuera de la parada oficial.
Creo que el viaje costaba sesenta céntimos, y un día recibí un billete en el que todos los números eran sietes. ( Cinco sietes ). Aún lo guardo con su nostálgica pátina dorada testigo de un tiempo en el que el tráfico era menor.
No formo parte de los que piensan que cualquier hora pasada fue mejor, pero hay instantes que se conservan con un color especial en nuestra frágil memoria.

Adriana Nazca.

GRIETA

Un verano mi sombrero voló hasta el infierno. Cayó sobre una azotea vecina y continuó su descenso al mismo centro de la desesperanza. De haber conocido su paradero habría evitado el rescate , pero parece escrito que hemos de tocar en la puerta de cada uno de nuestros presentimientos.
Con anterioridad he oído enmohecidos gritos y observado casualmente como un hombre, a quien habita la parálisis, se hace transportar de un lugar a otro, alquilando energía con la cual falsear sus límites físicos. Aún así el espectáculo que se ofrece a mi vista en el instante de abrirse la puerta desborda cualquier asombro. Aberraciones destinadas a absorberse indefinidamente, perturbaciones víctimas de su propia finalidad, acaso caridad… solo dos pasos y la cancerosa sensación de no poder retroceder me aprieta la garganta. Subrayando la naturaleza de aquel temor alguien agarra mi brazo acariciándome infantilmente; parece un ser monstruoso de sexo impredecible al que los demás aplauden su atrevimiento.
En la atmósfera se palpa un extraño olor, un olor irreductible, que procede de las baldosas. Toda enfermedad o deformación tiene su representación en este espacio, como criaturas de arca en un coleccionismo difícil de superar.
Algo semejante al asco se desarrolla paralelo al impulso de huir, de librarme de aquella pesadilla cuyo origen consciente la hace más inalterable…
Unos metros más allá continua la calle, la mañana resplandeciente de espontanea actividad, pero sé que alcanzar la puerta no me libra de esta sensación. Me he convertido accidentalmente en punto de convergencia entre dos realidades…
Se me agolpan los sentimientos, tantos y tantos andamios psicológicos…siento vergüenza de mi plenitud (incapaz de afirmarse en la negación) y en ese momento mi asco se convierte en algo saludable. A continuación comprendo que puedo caer en el distanciamiento de una realidad, cosa poco conveniente, aunque esta sea incalificable.
Sentir pena, temor, o deseos de negar aquellos “errores” de la naturaleza no dejaba de ser sensaciones tan inútiles como dudosas.
Solo me queda pues, una posibilidad; ensayar la asimilación del horror mismo y algo más complejo aún, aceptar la nausea que conlleva toda “virtud”…

Adriana Nazca

miércoles, 29 de enero de 2014


EL OTOÑO

Período de tiempo comprendido entre finales de septiembre y finales de diciembre. Empieza el cambio de clima otoñal. Lo noto por el aire húmedo que entra por la ventana. Esta estación es cercana a las navidades. Para mí es alegría. Se caen las hojas y llueve. Voy por la calle pensando y admirando el paisaje. Tiempo de las castañas asadas en la calle de Triana y los mercadillos de Vegueta. 
La ropa de abrigo es la adecuada para esta temporada, me encanta ponérmela. Las gotas corren por mis brazos y cara y parece que estoy llorando. Abrigo mi cuerpo y resguardo mi piel. Cuando llueve me meto en algún zaguán o debajo de los balcones. El mar reposa en este tiempo. Ya la gente no va a la playa. El pelo se me cae como las hojas de los árboles. Las aves emigran hacia otros sitios más adecuados para ellas. Lo negativo de este período son las depresiones y la melancolía. Algunas personas están separadas de sus familias y de su ambiente familia. Me encanta el otoño para estar todos unidos al calor de la estufa.
Casi al final de diciembre nos dan unos días de vacaciones hasta el 8 de enero que terminan. Se cantan villancicos todos juntitos en coro, aunque alguno desafine es bonito dicho ambiente.
Otoños eres para mi un regalo,
que yo recibo con agrado y en mí corazón fluye armonía con alegría.
Otoño alégrame, no me dejes sola con el invierno,
que estemos juntos en estos días de amor y sosiego.
En este periodo de tiempo he intentado escribir. Otoño da con el empuje que tu tienes, no te vayas, cumple mis deseo.

Esther

“NOSTALGIA”

Me llegan vientos de África
rítmicas brisas acuáticas
el atlántico con la cadencia de los trópicos
y el temperamento asirocado de lo propio,
el océano
el olor a sal y algas
a mar vivificante.
Ya me llegan sus ondas explosivas
con su nervio revoltoso
espumeándome la isla
la distancia.
Ya me hablan lejanas las marinas
de que soy de otro modo,
que me erosiono por dentro
y se me abren costas
con volcanes de nostalgias
que poseo ecos de timples y me arrastro líquida hacia el agua
con una poderosa cola salvaje
que me tiembla en los tambores
con un instinto marino
y tiburón de olas
de playas con dunas
de arena rubia mojada
de alquitrán bajo los pies
de mar...mi mar
de mi Gran Canaria.

Sarajane

LA NIEVE


Como cada año
en la estación del invierno,
llegó el frío
y con él la esperada nieve.
La nieve,
de repente cae,
es invierno,
¡qué tristeza!
pues otro año pasa,
pero siempre con la esperanza de uno mejor.
Cae nieve cae.


Àngel

HACIA LA LUZ
 
La espera había sido larga. Sin embargo, había valido la pena. Lo que habían esperado con tanta ilusión, por fin se les aparecía. Primero se había revelado como un pequeño resplandor muy tenue, como anunciando lo que vendría después. Finalmente, el débil destello se había transformado en un halo de luz radiante que invitaba a avanzar hacia él. Eso es lo que habían hecho, sin temor. El halo de luz iluminaba toda la etancia y nubes de polvo se colaban por los resquicios de las puertas. Avanzamos en dirección a la luz con la esperanza de que nuestros corazones se verían reconfortados. Sin duda, había valido la pena la espera.

Elías

EL ESCRITOR

Bajo el sol de Madrid un escritor escribe sobre su infancia en el norte de la Península, se acuerda de que le gustaba caminar bajo la llovizna o descubrir nuevos campos para andar, también se acuerda de que llevaba siempre con él un lapiz para poder escribir en cualquier momento.
Rubén