miércoles, 4 de diciembre de 2013


LA CEGUERA

Amanece, y yo me hago consciente de la emoción que supone compartir imágenes, ahora que mi mejor amigo puede quedar en tinieblas; su mundo se limitara a percibir los aromas, el tacto, los sonidos.

La música, su gran pasión adquirirá una nueva dimensión, y sus amigos permaneceremos en su mente con nuestro aspecto actual. Tendrá que aprender a conducirse por las calles, a leer; descubrirá en nuestras voces otros matices, adivinará la naturaleza de tantas frases relegadas en esta era de los iconos; lo que sin embargo significara una profundización en el lenguaje, en la vida misma de las ideas…

A pesar de esto, ninguno de nosotros quiere perder esta facultad divina, a la que nos ha enfrentado en este momento su situación. Intento en vano compartir los temores de ese mundo inhóspito, donde sin duda encontrara nuevos horizontes, en los que re-crearse en el fondo y de la forma más sutil e inevitable...posible.

Sobre la propia contradicción: Amanece.

Adriana Nazca

jueves, 14 de noviembre de 2013


“ LOS FINADOS”

Por las esquinas de Noviembre aparece el” Rancho de Animas”, como sombras a la luz de los viejos faroles, entonando décimas improvisadas y un tanto monótonas en homenaje a la memoria de los seres ya idos. Esta costumbre en la isla se denomina “Los finados”…y hay algo de desafío a la naturaleza en el hecho de reunirse en los patios canarios para compartir los frutos de la época. Huele entonces a castañas asadas, a dulces de almendras o higos acompañados del tradicional anís. Parte material de lo que en su origen es una lucha contra el olvido de las personas queridas… recuerdos, como expresión de un eco interior, grato peaje al misterio, al inevitable paso del tiempo…

Adriana Nazca

jueves, 24 de octubre de 2013

RESCATE





Conozco un coleccionista de radios antiguas; radios que en otros tiempos fueron el centro de hogares por cuya ventana entraron historias que ayudaban a los espíritus soñadores a aventar las limitaciones de una posguerra que se alargaba entre sones de folklóricas, aventuras de Diego Valor o novelas más o menos lagrimosas…

Ahora, en la era de la comunicación, él, acompasa su tiempo a estos viejos aparatos y con sumo mimo les devuelve la voz, no la memoria, impresa esta en el diseño de sus nobles carcasas, testigos de tantos acontecimientos importantes.

Este, su mundo analógico, corre acompañado de ritmos clásicos, haciendo de su estudio un lugar recoleto digno de oídos cómplices…refugio amable a orillas de una época en vías de extinción…

ADRIANA NAZCA.