jueves, 24 de octubre de 2013

RESCATE





Conozco un coleccionista de radios antiguas; radios que en otros tiempos fueron el centro de hogares por cuya ventana entraron historias que ayudaban a los espíritus soñadores a aventar las limitaciones de una posguerra que se alargaba entre sones de folklóricas, aventuras de Diego Valor o novelas más o menos lagrimosas…

Ahora, en la era de la comunicación, él, acompasa su tiempo a estos viejos aparatos y con sumo mimo les devuelve la voz, no la memoria, impresa esta en el diseño de sus nobles carcasas, testigos de tantos acontecimientos importantes.

Este, su mundo analógico, corre acompañado de ritmos clásicos, haciendo de su estudio un lugar recoleto digno de oídos cómplices…refugio amable a orillas de una época en vías de extinción…

ADRIANA NAZCA.